Su sabor es tan exquisito y especial que casi compite con las características nutricionales que posee, sumamente beneficiosas para la salud. Y desde hace cinco años, el cultivo de arándanos en Ecuador es una realidad, incrementándose rápidamente, desde que se introdujo en el mercado local, por lo que los campos abiertos que contienen las plantaciones de estas bayas se extienden ya en varias provincias del país.
Pablo sabe lo importante que es siempre “actualizarse y adaptarse a los tiempos”, nunca ha temido a los retos. Desde su casa de campo, el paraíso en la tierra, una construcción hecha con alma conectada al frío paisaje de páramo que sin embargo ahora se siente más cálido, donde a todos nos apetece salir como él, a caballo a pensar, a mirar la vida con otros ojos, las plantas endémicas, los cambiantes caminos… la conversación fluye agradable junto a los suyos y se comprende porqué tres generaciones han sabido conectar el trabajo sin perder el rumbo ni los lazos fraternos, con algo que no puede escribirse fácilmente: un especial equilibrio.