Arquitectura
Colegio Alemán Stiehle de Cuenca: una aldea pedagógica
Existe un refrán africano que dice: “hace falta toda una aldea para criar a un niño”. Este evidencia distintos aspectos cruciales, empezando por una fuerte noción de lo comunitario, como una de las bases para la formación humana y emocional del individuo. Seguido por las dimensiones físicas que conlleva el concepto de aldea y de qué manera su distribución contribuye, desde lo espacial, a lo educativo.
Existe un refrán africano que dice: “hace falta toda una aldea para criar a un niño”. Este evidencia distintos aspectos cruciales, empezando por una fuerte noción de lo comunitario, como una de las bases para la formación humana y emocional del individuo. Seguido por las dimensiones físicas que conlleva el concepto de aldea y de qué manera su distribución contribuye, desde lo espacial, a lo educativo.
Al llegar al Colegio Alemán Stiehle de Cuenca, ubicado en Baguanchi, nos encontramos con un sendero. Este atraviesa las ocho hectáreas de un terreno caracterizado por la prevalencia del entorno natural. Todo el espacio ha sido conceptualizado como una aldea pedagógica, que se concibió en el 2018 a partir de un análisis de la metodología educativa, realizado por padres de familia, exalumnos, alumnos y directivos.
Este punto de detenimiento es esencial por dos motivos, primero porque determinó la creación del nuevo campus. De esta manera, el diseño y la construcción se adaptaron a una idea clave: ¿cómo debería ser un colegio en el que el estudiante esté en el centro y todo lo que le rodea contribuya a su crecimiento emocional y educativo? Y segundo, porque las nuevas generaciones, con la complejidad de desarrollo a la que se enfrentan tanto a nivel tecnológico como identitario y relacional, requieren ambientes de formación en los que su metodología nazca de un esfuerzo de pensamiento colectivo.
En este proceso se involucraron varios actores, entre ellos la firma austriaca PPAG en el diseño arquitectónico, con el apoyo del estudio cuencano Durán-Hermida Arquitectos, se edificó un colegio clúster. Esto quiere decir que está compuesto por varias “células” que forman unidades o escuelas independientes, que a su vez integran la totalidad de la institución. Siguiendo la línea del concepto de aldea, tiene un corazón o centro, en el que todos los miembros de la comunidad educativa pueden reunirse.
El arquitecto Javier Durán señaló que, en cuanto a la elección de materiales, se priorizó la calma y neutralidad del espacio. A la par, se idearon aulas semi soterradas con muros de hormigón, dejando ladrillos a la vista para crear un ambiente artesanal. Los pisos de vinil se eligieron por su bajo mantenimiento y contribución a la acústica. El estudio centró sus esfuerzos en idear un sistema que permitiera no tener cielorraso, para que así la estructura de cubierta quede expuesta. Lo que permitió la exposición de vigas metálicas y de madera para mejorar la sonoridad.
Javier: La domesticación del espacio y la utilización de materiales convencionales le dan un carácter más humano. Dejan abierto el entorno para que el tiempo haga su trabajo, que la pátina llegue, que la vegetación crezca y que el espacio sea tan solo el soporte de toda la vida que implica un taller pedagógico, en donde el polvo de la tiza en las grandes pizarras es parte de la atmósfera de una escuela.
Soberanía del ser
Thomas Strobel, el rector del plantel, señala que la filosofía que guía todas las prácticas pedagógicas se basa en la autonomía e independencia. Esta institución ahonda en la necesidad de la soberanía del ser a partir de una enseñanza personalizada, regida por la cooperación. Los estudiantes trabajan en proyectos individuales e interdisciplinarios, con base en una metodología propia que se sustenta en distintos métodos y que no podría llevarse a cabo a plenitud si no se contara con el espacio físico en el que se desenvuelve.
Por su parte, Jorge Roca, el presidente del colegio, recalca en la importancia de la transparencia de las aulas y cómo estos ventanales cambian la dinámica profesor-estudiante, además, de permitir un aprovechamiento del clima y una conexión con el entorno. Las aulas tienen setenta metros cuadrados al igual que una terraza de treinta. Los ventanales pueden abrirse por completo para permitir distintos ambientes de aprendizaje.
Todos estos aspectos se pueden constatar al visitar el kindergarten, en donde niños desde los dos hasta los cinco años son educados desde una perspectiva de la autonomía. Trabajan en “islas” en las que desarrollan varios aspectos como su motricidad y pensamiento. Existe un énfasis especial en reconocer la lógica de las decisiones a partir de sus beneficios o consecuencias, evitando utilizar la palabra “no”.
Así, podemos ver a estudiantes muy pequeños en cocinas a su medida, utilizando implementos reales como cuchillos o cucharas para preparar los alimentos. También se encuentran en grupos aprendiendo acerca de robótica y programación, por medio de juguetes. Dos de los factores más interesantes que se perciben al entrar en estas aulas son el nivel de concentración y tranquilidad de los niños, un estado que tiene gran relación con la metodología de aprendizaje caracterizada por la independencia. Además, de la inmersión en un espacio trilingüe en el que la lengua materna se mimetiza con el alemán con gran naturalidad.
Aprender haciendo
Esta institución ha implementado un programa de Orquesta Escolar Sinfónica, enfocado en integrar la educación musical instrumental desde la klasse 4 hasta la klasse 7. A partir de la filosofía de "aprender haciendo", podemos ver a estudiantes muy jóvenes con sus ojos cerrados ante la melodía de la flauta traversa o en un estado de concentración intenso por el aprendizaje del violoncello. También se nota el desarrollo evidente de una sensibilidad particular, la música, vista como un entrenamiento multidimensional, promueve interacciones sociales sanas y creativas.
Por otra parte, el colegio ofrece una variedad de actividades, que incluyen debates similares a la ONU, conocidos tanto en Ecuador como en Alemania. Esto se promueve a partir de un intercambio entre colegios alemanes, además de participar en competencias en Sudamérica. También se enfatiza la importancia de la democracia a través de reuniones mensuales con los presidentes de clases para discutir temas, proponer mejoras y resolver conflictos. Estos métodos educativos buscan fomentar la enseñanza de la democracia y permiten a los estudiantes tomar la iniciativa tanto en la organización de actividades como en mejoras en el entorno escolar.
Como parte de una red de 140 colegios alemanes en el mundo, este colegio binacional cuenta con el reconocimiento tanto del gobierno alemán como del ecuatoriano. Cumplen con los estándares de calidad y se someten a evaluaciones quinquenales de Alemania. En septiembre pasado renovaron su sello de excelencia tras obtener destacadas calificaciones.
Tara Westover, escritora estadounidense, en su libro "Una educación", profundiza en su difícil historia vital y resalta un cambio crucial en la percepción de los objetivos pedagógicos. Destaca la importancia de la educación más allá de simplemente adquirir habilidades para el futuro económico y laboral, enfatizando el valor de aprender a ser una persona completa, con todas sus complejidades.
Este colegio presenta un enfoque con aspectos fundamentales como la autonomía y la sensibilidad, permitiendo que las diversas realidades de cada estudiante, sean cuales sean, se miren desde la esperanza al desarrollar la capacidad de reconocerse como individuos valiosos, autónomos y libres.