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¿Por qué conocer el volcán Sierra Negra en Galápagos?

Fotografía por INHAUS ESTUDIO®

Existir significa orientarse, lo que implica determinar la propia dirección en relación con un punto geográfico. Situarse en Ecuador, por ejemplo, involucra crear un sentido de pertenencia física: vincularse tanto con sus ciudades y, principalmente, con su biodiversidad.

En un país tan rico en diversidad biológica, aunque el cuerpo tenga la consciencia física y la disposición espiritual para conectarse con su naturaleza, siempre habrá algo que quede fuera.

Las Islas Galápagos ofrecen un destino que da paso al desarrollo de un sentido de orientación más allá de los límites nacionales. La isla Isabela es el lugar ideal para experimentar cómo era la existencia antes de la intervención humana, proporcionando un conocimiento profundo de la tierra en su estado más puro. Comprender el origen de esta isla, la más grande del archipiélago, formada por seis volcanes, cinco de los cuales siguen activos, nos permite entender mejor la vida misma.

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Su nacimiento fue el siguiente: bajo la placa tectónica de Nazca, en el océano Pacífico, existe un punto caliente. Este provoca que el magma ascienda y forme volcanes submarinos. En la isla Isabela seis volcanes se formaron por separado: Alcedo, Cerro Azul, Darwin, Ecuador, Wolf y Sierra Negra. Cuando emergieron a la superficie, sus flujos de lava se expandieron hasta formar una sola isla.

A partir de este punto, las posibilidades de aprendizaje son inmensas. Este origen volcánico da paso a una gran diversidad de paisajes, desde campos y túneles de lava hasta playas de arena blanca. También es importante el contraste entre zonas áridas y zonas húmedas que albergan especies endémicas que se han desarrollado por su evolución en aislamiento. Esta isla, con sus tortugas gigantes, pingüinos e iguanas, nos enseña sobre las capacidades de adaptación y resiliencia de las especies.

Fotografía por INHAUS ESTUDIO®

Al llegar, una de las visitas más recomendadas es la caminata al volcán Sierra Negra. Existen varias opciones de tours para realizarla, aunque la mayoría inician con un recorrido de media hora en auto hacia el sendero que lleva al volcán. Una vez ahí comienza una caminata de aproximadamente cinco horas, siempre con la compañía de un guía, por disposiciones del parque nacional. Es necesario llevar mucha agua y vestimenta adecuada para sol.

El sendero hasta alcanzar la vista panorámica del volcán es envolvente, con árboles, flores y varias especies de aves que vuelan alrededor. Al llegar al primer punto de parada se puede observar una de las calderas más grandes del mundo, con aproximadamente 10 kilómetros de diámetro. La cumbre del volcán se encuentra a la vista, con todo el paisaje que le rodea hasta el interior del cráter.

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Su color oscuro se debe a rocas volcánicas como el basalto y la obsidiana, que predominan en su composición geológica. Estas rocas son ricas en hierro, magnesio y otros minerales. Su formación se da durante las erupciones volcánicas, cuando la lava se enfría con rapidez. Esto crea la superficie compacta y oscura que puede observar el visitante.

La caminata continúa hacia la zona del volcán Chico. El entorno verde y abundante cambia, de a poco, hasta llegar a una ladera en donde se puede apreciar un paisaje único, caracterizado por pequeños cráteres y campos de lava solidificada, que son el resultado de erupciones explosivas del pasado. También se observan distintos tipos de flujos de lava con todas las texturas y colores que les caracterizan.

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Esta zona, al igual que el volcán Sierra Negra, permiten el estudio de los procesos eruptivos de las islas, además de la adaptación de las especies a ambientes complejos. Realizar este recorrido es una experiencia educativa profunda y conocer estos detalles sobre las islas permite ampliar la orientación vital y reforzar un principio: es más sencillo proteger y cuidar lo que se conoce. Y desglosar lo que implica un país biodiverso, desde sus impactantes entornos, podría ser el camino.

Además de esta experiencia, existen varias actividades para disfrutar de la isla. Entre ellas, la visita a las Tintoreras, en donde se puede realizar snorkel y nadar con especies como pingüinos, lobos marinos, tiburones y tortugas marinas. También se puede caminar hacia la laguna de los flamingos y hacer snorkel en la piscina natural Concha Perla. La isla Isabela es una oportunidad de disfrutar del silencio y del gesto, de ralentizarse para convivir con naturalidad con lo que se observa.

Fotografía por INHAUS ESTUDIO®