Arquitectura
Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito: Convergencias 2024
La Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito ha influido en nuestra forma de hacer y pensar la arquitectura por casi cinco décadas, tanto a nivel nacional como regional. Ha ganado, con el tiempo, un espacio en la reflexión y acción sobre la producción arquitectónica, abarcando no solamente lo que se ha desarrollado a lo largo de estos años sino también proyectándose hacia el futuro.
“Las bienales se deben a las ciudades”.
Rafael Moneo
La Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito ha influido en nuestra forma de hacer y pensar la arquitectura por casi cinco décadas, tanto a nivel nacional como regional. Ha ganado, con el tiempo, un espacio en la reflexión y acción sobre la producción arquitectónica, abarcando no solamente lo que se ha desarrollado a lo largo de estos años sino también proyectándose hacia el futuro.
En esencia, la BAQ se estableció con dos objetivos fundamentales: primero, servir como una plataforma para compartir experiencias, intercambiar ideas y proporcionar referencias; segundo, fomentar concursos centrados principalmente en obras contemporáneas de Ecuador y Latinoamérica. En este diálogo, Yadhira Álvarez, presidenta de la BAQ y María Samaniego, presidenta del Colegio de Arquitectos y expresidenta de la Bienal, comparten sus ideas sobre lo que el evento propone para fortalecer espacios de construcción común.
¿Cuál es la historia detrás de este importante evento para el ambiente arquitectónico, académico y cultural, no solo del país, sino de la región y del mundo?
María: La fecha de la creación de la BAQ, 1978, coincide con un momento importante para Quito, al ser declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad. En 1962, también se estableció el Colegio de Arquitectos de Pichincha y del Ecuador. La creación del CAE tenía como objetivo respaldar la actividad profesional, brindando apoyo y seguimiento en la formación, actualización y exposición de proyectos. Hasta entonces, la mayoría de los intercambios en arquitectura se daban a través de revistas internacionales y el tiempo que tomaba para que estas lleguen y sean difundidas en el país creaba una barrera. Así, en América Latina surge la necesidad de generar espacios de intercambio, dando lugar casi simultáneamente a tres bienales: la de Chile, la de São Paulo y la de Quito, gremiales y sin ánimo de lucro.
Yadhira: Después de contextualizar el marco en el que fue creada la Bienal, es relevante reflexionar sobre por qué estos eventos continúan siendo tan pertinentes. Actúan como espacios dinamizadores culturales y sociales que catalizan discusiones fundamentales. En medio de la complejidad de la realidad actual, estas plataformas ofrecen un escenario vital para abordar no solo los desafíos que enfrentamos, sino también para explorar el papel esencial de la arquitectura en este contexto. La complejidad de la realidad a la que nos enfrentamos, pero también el rol de la arquitectura dentro de esa complejidad. Necesitamos espacios en donde constantemente se siga debatiendo lo que estamos haciendo y produciendo. Espacios propicios para compartir pensamiento contemporáneo fomentando el intercambio.
Además, es esencial resaltar la profunda conexión de la BAQ con la educación, una dimensión que cada vez cobra más presencia. La Bienal se posiciona como un espacio de educación no formal que contribuye de manera permanente al desarrollo; a la generación de archivos, de buenas prácticas, a la circulación de experiencias. Nació con unos objetivos que se sostienen en el tiempo.
¿Por qué creen que son importantes las Bienales de Arquitectura?
Y: La Bienal de Arquitectura se destaca como un dinamizador social, cultural y económico para las ciudades anfitrionas. Este evento no solo enriquece el panorama cultural y académico, sino que también aporta de manera significativa al dinamismo económico asociado con la cultura. Más allá de cumplir con nuestros objetivos primordiales de promover la discusión y el pensamiento contemporáneo en arquitectura, ciudad y espacio, la Bienal, al ser un proyecto estable e institucionalizado, ha sentado las bases para el desarrollo de un extenso equipo dedicado a la gestión, producción, edición y diseño. Este enfoque estructurado ha posibilitado el desarrollo de un equipo multidisciplinario que, junto con la comunidad gremial, contribuye al éxito continuado de la Bienal de Arquitectura en sus diversas facetas.
El fomento de buenas prácticas, la educación y la valorización de la producción arquitectónica constituyen los pilares fundamentales de nuestro enfoque, buscando siempre dar prioridad a la obra nacional y panamericana. A medida que la Bienal ha alcanzado una etapa de madurez, reconocemos con claridad nuestro rol y, desde esta madurez, fortalecemos el proyecto.
¿Qué hace que una bienal se mantenga pertinente a los temas contemporáneos?
M: Encontrar mecanismos para abrir espacios, de una u otra manera, que convocan temas relevantes de discusión. En nuestro caso, desde la Bienal 2018 se introdujo la convocatoria académica. Esta iniciativa se propone romper con la dinámica unidireccional en la que un arquitecto estrella domina la conversación. En cambio, se busca centrar la atención en la discusión de la obra y la producción arquitectónica, desplazando el foco del arquitecto en sí mismo. Se presenta esta convocatoria como medio para promover un diálogo abierto con otros actores, y que no sea solamente en una dirección, que haya realmente un intercambio. El arquitecto se ubica en la misma línea horizontal que el resto de ellos eliminando jerarquías y fomentando una discusión más equitativa.
La formulación y el enfoque temático depende mucho de la lectura de la comisión académica de la Bienal, la cual realiza una lectura cuidadosa de los acontecimientos actuales, identificando temas pertinentes de discusión.
Y: La Bienal se articula en torno a tres ejes fundamentales: el cultural, el académico y el de concurso, y estamos constantemente renovando estos tres ejes. El eje académico se encarga de establecer y proponer preguntas que nunca son consideradas verdades cerradas, sino que plantean debates y cuestionamientos. Aquí radica la clave: en lugar de hacer afirmaciones, se presentan preguntas a diversos actores, como productores de arquitectura, estudiantes y críticos. Hemos tenido interés en que generadores de pensamiento se enfoquen en preguntar y cuestionar a la arquitectura que se hace en el momento, y eso propone una frescura constante. Además, la comisión académica es amplia, con unos diez miembros que se renuevan en cada edición.
Otro mecanismo es a través del eje concurso. Se establece una estructura y unas bases, y luego son los respectivos equipos de jurados, representativos de América y del mundo, quienes determinan los ganadores a través de su experiencia, aportando así una perspectiva fresca al debate a través de las obras.
La tercera línea es el eje cultural, que interactúa de manera significativa con la ciudadanía. Trabajamos estrechamente con diversos actores de la ciudad, como gestores culturales e instituciones, estableciendo conexiones con la contemporaneidad que nos permiten alimentarnos y renovarnos constantemente. Una clave importante es la continuidad, tanto en la estructura como en el respaldo gremial y el ser un proyecto del CAE nos permite construir a largo plazo.
La BAQ tiene un impacto sumamente fuerte en los estudiantes de arquitectura del país y, por ende, una responsabilidad profunda en el contenido que expone y las oficinas a las que invitan. ¿En base a qué criterios escogen a los representantes arquitectónicos que participan en los eventos y conferencias?
M: Bueno, nosotros entramos en la universidad en el 90 y, ese mismo año, empezamos nuestro voluntariado en la Bienal de Arquitectura, escribiendo las cosas a mano, pegando folletos... y es así cómo empezó este camino. Uno llega a querer profundamente a la Bienal desde el primer día, se genera un sentimiento de total cercanía. Tanto Yadhira como yo hemos pasado por todas las etapas dentro del evento; desde pasantes en la universidad, voluntarias, hasta como profesionales participando en el concurso, a veces invitadas como oficina en forma de conferencistas y luego ya en la parte de la organización. Eso, claramente, hace que haya una vinculación especial con el proyecto que intentamos demostrar cada día en el trabajo que hacemos. Cuando uno entra a la bienal como arquitecto o estudiante por primera vez hay como un momento de cambio e inflexión sobre lo que haces y lo que crees. La bienal se ha consolidado como un evento dirigido, no solo pero profundamente, a los estudiantes que a la final son casi el 75% de participantes. Y es lo mismo que vivimos nosotros.
Y: El haber crecido con la Bienal significa una constante compañía en nuestro desarrollo, primero como estudiantes y luego como profesionales. (...) Se genera, entonces, una conciencia sobre el papel continuo que se desempeña en la educación e intentamos tener esto presente en cada paso que damos. Ahora, la forma en que seleccionamos a los invitados es variable. Hemos aplicado un mecanismo en las últimas cuatro bienales, ya que en las anteriores existieron diversos tipos de procesos. Lo que hacemos es distanciarnos de la idea de fijarnos primero en el personaje antes que en la contribución que podría tener en un debate en particular. Entonces, primero definimos un enfoque sólido y ese enfoque se construye de la mano con una selección de obras de experiencias o de estudio que contribuyen al debate planteado. De esos casos surgen las listas de conferencistas invitados. Además, hay otros criterios transversales, como la intención de que la arquitectura latinoamericana esté representada y que haya tanto arquitectos como arquitectas en los paneles. Así, a través de la estructuración del seminario, se van definiendo criterios y formas de elección, siendo un proceso para que cada actor contribuya.
Se ha inaugurado la XXIV edición de la BAQ 2024 en la cual se abordará la temática “convergencias”. ¿Qué buscan transmitir a través de dicha palabra?
Y: El seminario académico propone poner en escena el rol que cumple la arquitectura en la construcción de los paisajes habitados, abordando realidades complejas e interescalares. En particular, queremos enfocarnos en la discusión en el ámbito de las ciudades; espacios que congregan a la mayor parte de la población, experimentan transformaciones cotidianas y enfrentan una complejidad alta al converger diversas realidades.
En estas ciudades confluyen la naturaleza, la topografía, la sociedad y la producción arquitectónica. Consideramos fundamental discutir la relación entre la conciencia de lo que podemos hacer como arquitectos y lo que la arquitectura está haciendo en estas ciudades. Actualmente, algunas están siendo desangeladas, otras lógicas están rigiendo y dominando el debate sobre su construcción y desarrollo. Por lo tanto, es crucial replantear la respuesta de la arquitectura y su papel en la construcción de nuestros paisajes.
Nos preguntamos cuál es el rol contemporáneo, cuál es la mirada actual para abordar esta problemática. En resumen, proponemos, a través del intercambio de experiencias y pensamientos, ir más allá. Si dibujamos, proyectamos y construimos sin reflexionar sobre el impacto en la ciudad, la sociedad y el paisaje, estamos perdiendo muchas oportunidades. La Bienal proporciona un espacio que busca aportar plataformas de análisis sobre lo que estamos haciendo, con la esperanza de que la producción y la reflexión se integren cada vez más, sin que una tome un camino independiente de la otra.
Necesitamos pensar, reflexionar, discutir, proponer y construir. Latinoamérica ha tenido un rápido aumento en el desarrollo urbano, y con ello sus ciudades. Este fenómeno, motivado por una amalgama de aspectos demográficos, económicos y sociales, presenta desafíos sustanciales que requieren abordarse. Y después de la conversación con Yadhira y María, resulta evidente el mensaje que envían sobre el objetivo en el futuro de la producción urbano arquitectónica: no hacerla al margen del diálogo. Hacen una invitación a los arquitectos y arquitectas, así como a los estudiantes, a participar activamente en el evento. Lo que se busca es que la arquitectura ecuatoriana en verdad se difunda a través de una herramienta o canal que abre espacio al oficio.