Experiencias
La Casa del Suizo: una mirada a lo natural desde la infancia
¿Cómo sería reconectar con el entorno a través de los ojos de la infancia? Tal vez, ante esta pregunta, podríamos pensar en un paisaje donde los colores serían más vibrantes. La magnitud de los ríos parecería agrandarse, mientras las mariposas tendrían alas aún más iridiscentes.
Todo el espectro natural, con su belleza inherente que en ocasiones se da por sentada, recobraría una relevancia difícil de ignorar. Este es el tipo de experiencia que brinda La Casa del Suizo a orillas del río Napo: un retorno a lo esencial.
Construir el sueño de una casa
Tras llegar a América del Sur y dedicarse una temporada a la compra de oro en la región amazónica, el suizo Arnold Ammeter, también conocido como “Beni”, decidió invertir en un terreno ubicado en el pueblo de Ahuano, a lo largo del río Napo. Ahí abrió una tienda, e incursionó, además, en el cultivo de café y cacao. De esta manera, empezó una nueva vida junto a sus hijas: se transportaban en canoa, no tenían luz artificial y su principal entretenimiento consistía en disfrutar de la naturaleza del lugar. En aquel entonces, su sueño era fundar un hotel y en 1986 tomó la iniciativa de abrir las puertas de su casa para recibir a sus primeros huéspedes, cuando contaba con apenas tres habitaciones.
Ocho años después, en 1994, Beni concretó la construcción del hotel. Durante este proceso, se priorizó el uso de materiales locales, sostenibles y de calidad. Hoy en día, tiene un total de setenta y cinco habitaciones que se distinguen por su comodidad y la vista al paisaje, gracias a sus amplios ventanales. Además, dispone de una piscina extensa y un restaurante cuya oferta gastronómica fue evolucionando con el paso del tiempo hasta llegar a fusionar platos típicos con toques internacionales sin dejar de lado un estilo sencillo y casero.
Por su trayectoria de décadas, La Casa del Suizo es reconocido en la actualidad como uno de los lodges con mayor experiencia de la región. Además, sobresale por su enfoque en la comodidad, en armonía con el entorno natural y las comunidades locales.
Vivir la selva
Las instalaciones de La Casa del Suizo son, sin duda, de alto valor, pero no termina ahí. Su variada oferta de actividades al aire libre constituye otro de los aspectos más atractivos. El catálogo se divide en cuatro secciones que evidencian la intención de proporcionar al visitante diversión, descanso, conexión con la naturaleza y una inmersión en la cultura local.
Por una parte, destaca la opción de realizar caminatas pensadas para que los huéspedes puedan conocer la selva a través de los distintos terrenos que se encuentran en el área. Además, se ofrecen deportes recreativos como el kayak y el rafting, así como actividades de aventura que incluyen tubing, canopy y paseos en balsa, aptas para cualquier persona de todas las edades.
Por otro lado, hay opciones más contemplativas. Un ejemplo de esto es “La casa de las mariposas”, un mariposario que alberga veinte especies nativas de la zona. Durante la visita, los huéspedes pueden observar el proceso de metamorfosis de dichos insectos, desde el estado de oruga hasta su transformación final. Este espacio también incluye una sala con mariposas que revolotean, creando un efecto especial de movimiento y color. “Amazoonico”, un santuario de rescate para animales amazónicos, también forma parte de la lista. Aquí se conserva una fauna variada, desde caimanes hasta guacamayos, que han sido rescatados del mercado negro y que hoy en día luchan por readaptarse a su hábitat.
Otras propuestas incluyen la participación activa de las comunidades que habitan el sector. Entre ellas, la visita a la familia de doña Carmela, una mujer indígena que promueve el conocimiento de la cultura local a través de la enseñanza de técnicas culinarias y costumbres. En esta misma línea, también se ofrecen clases de tallado en madera de balsa, recorridos en los campos de cacao, visitas a un museo de plantas medicinales, entre otras actividades que fomentan el diálogo entre las comunidades y el turismo.
Lo que marca la diferencia
La Casa del Suizo no es un lodge tradicional y varios aspectos lo confirman. No solo la locación estratégica, las instalaciones y su catálogo de actividades son una marca distintiva, sino además, el enfoque humano que caracteriza a sus directivos y colaboradores. Su compromiso con la comunidad, más allá del discurso, es uno de los factores clave que lo distinguen de otros. En este espacio se produce un cambio en la dinámica de negocio, donde lo individual da paso a lo colectivo. De esta forma, los elementos se integran para tomar un camino hacia la evolución que implica volver a reconocer a los demás, respetando tanto a la flora y fauna amazónicas como a las comunidades y al visitante.
Aunque no existen planes inmediatos de agrandar el lugar, la prioridad ahora es hacer remodelaciones y mejoras en la infraestructura a fin de seguir manteniendo altos estándares de calidad. Asimismo, a futuro planean seguir trabajando en colaboración con las comunidad y en la protección de las hectáreas de bosque que les corresponde, con miras a un desarrollo sustentable y ecológico.
En definitiva, La Casa del Suizo nos invita a redescubrir la selva amazónica con la mirada de asombro que caracteriza a las primeras veces. A través del juego, del diálogo sensible con el mundo natural y de una conexión horizontal con los demás, la estadía aquí transforma la experiencia turística en un viaje de descubrimiento y vida.