Los colores tienen un alto impacto psicológico, fisiológico, sobre nuestro estado de ánimo y en nuestro cuerpo, por ello es esencial la selección de colores de nuestra casa: en las paredes, los muebles, los textiles y elementos decorativos.
De entre los colores llamados fríos, queremos resaltar el azul; uno de los colores rey del interiorismo.
El azul transmite tranquilidad y es ideal para descansar, un color que no pasa de moda, que despliega ante nosotros toda una completísima gama de tonalidades. Es el color del verano, del mar y el cielo; nos ayuda a crear espacios mágicos y limpios con múltiples variedades de sí mismo.
¿Cómo usarlo?
De su paleta de colores siéntete en la libertad de usar desde el Atlántico, pasando por el cielo, el índigo o hasta el denim.
Recuerda que los tonos más claros crean ambientes serenos, mientras que los más oscuros, atmósferas elegantes y sofisticadas. En conjunto combinan muy bien con maderas claras, colores fríos, texturas sobrias y fibras vegetales. Su acompañante cromático favorito es el blanco, los tonos neutros y con la gama de grises y a menor escala con la gama de los mostazas.
Ubica las tonalidades claras en los dormitorios, zonas de trabajo, escritorios o baños. Los oscuros son ideales para dar un muy buen toque de sofisticación a los espacios, solo procura que sean en habitaciones amplias y luminosas para que acaparen la atención o resérvalos en pequeños elementos para que resalten naturalmente.
El azul también es muy bueno para evitar los ambientes cargados y pesados, créenos que sin importar cuál sea tu esencia, hay un azul indicado para ti.
Si te gusta lo retro o lo vintage, los azules claros, celestes o pastel va contigo. A los espacios decorados con estilo nórdico les van los azules grisáceos y los de aires industriales, quedan de maravilla los azules oscuros y potentes. Mientras que los azules más intensos se integran bien en atmósferas de aire ‘pop’.
Si quieres saber más usos personalizados del azul, no dudes en escribirnos.