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No se puede hablar de Mendoza sin pensar en vino, tierras en donde se encuentran más de 900 bodegas y 145 mil hectáreas de viñedos… en este paraíso de tantas opciones, hay dos bodegas que por su calidad y compromiso brillan en el mapa: Bodegas Salentein y Bodegas Norton, un brindis y les contaremos por qué.

Bodegas Salentein, donde late el Valle de Uco

Lo primero que impacta es la cordillera de los Andes majestuosa y la arquitectura imponente de Killka con la bodega que se funden en el paisaje. La razón para que estas bodegas se abrieran al público es “porque el turismo enológico se encuentra presente en el ADN del proyecto, la experiencia de vino, gastronomía y naturaleza.

En 1996 Myndert Pon llegaba a Valle de Uco, tenía una premisa clara, fundar la bodega con viñedos de altura y transformar la región, en 1999 salía su primera producción que cambiaría todo. La Posada Salentein fue el primer hotel de bodega en el Valle de Uco y uno de los primeros de Mendoza”, nos cuentan los anfitriones.

Espacio Salentein incluye 50 hectáreas de paisaje natural con vegetación autóctona, vamos preguntando nombres y maravillándonos de las especies, para llegar hasta dos paños de plantación de vid, de donde saldremos conocedores del riego por goteo y del perfil del suelo.

Luego, ingresamos a la bodega, es momento de quedarnos sin aliento nuevamente, ante la arquitectura y la producción, ahí reposan grandes tanques, preciados cofres para producir los mejores vinos.

Degustamos de los vinos y sus diferentes líneas, una fiesta en el paladar acompañados por increíbles enólogos, conocedores de secretos que solo se pueden susurrarse ahí.  Su cepa insignia que es el Malbec.

Al regresar a Killka, la experiencia continúa por su fantástica galería de arte contemporáneo argentino y holandés de siglos pasados. Finalmente, nos esperan en el restaurante, un increíble almuerzo, Mañana será otro día con una visita y picnic en la Finca San Pablo, nos quedamos para soñar que no es un sueño el estar ahí.

Bodegas Norton, 100 años de historia

Llegamos, todo está pensando para que en la terraza del Wine Bar, con una copa de espumante en la mano, la imponencia del Cordón del Plata con sus picos nevados detenga todos los pensamientos que no impliquen estar ahí, es el marco perfecto para los viñedos de Finca Perdriel, donde se encuentra ubicada la bodega Norton.

Y hablamos entonces con el Fernando Pulit jefe de Fincas de lo que hace especial a Bodega Norton, de la ubicación estratégica de sus cinco viñedos, todos dentro de una zona privilegiada (Región de Luján de Cuyo, en Mendoza) conocida como la “Primera Zona” por la calidad del terruño para el cultivo del vino.

Nos animamos por la Experiencia ALTA GAMA, un increíble tour en privado que abre las puertas de los rincones más exclusivos.

En el recorrido por las instalaciones de la Bodega Norton, nos encontramos con el genio David Bonomi, enólogo de Bodega Norton, el creador detrás de cada vino, una estrella reconocida entre los 10 mejores de Sudamérica.

Fuimos atrapados por sus paredes, cada una guarda narraciones, un diseño arquitectónico testigo de distintas etapas de construcción. Fundada en 1895, parte de su estructura fue levantada en 1919, durante 1944 tuvo lugar la construcción de la cava y en 1960 la sala de piletas de concreto. Cada una de estas salas lleva impregnada la historia de la época. y conserva aún sus particulares estilos. Las últimas salas fueron construidas entre 1997 y el año 2000 por la familia Swarovski, actuales propietarios de la Bodega, estas albergan los tanques de acero inoxidable que son utilizados para el proceso de fermentación.

Ya les contaremos en nuestra edición impresa sobre la doble historia de amor a través del tiempo, motor de Norton.

 

Volver…

En estos Andes distintos a los que estamos habituados, pero con esa electricidad dorsal de cordillera, las sensaciones son tantas, tan emocionantes, tan difíciles de escribir. Ojalá pudiéramos hacer lo que nos recomiendan aquí todo el tiempo, abandonarnos a los placeres buenos, sin miedo al mañana.