¿Has escuchado del Café Kopi Luwak de Indonesia, del Caviar Alma de esturiones albinos de Irán o del chocolate To’ak de Ecuador?
En la planicie de Buenos Aires surgen torres blancas, cuyo único hito común es el cielo, separadas y ordenadas por medianeras que otorgan su particular carácter a esta ciudad. Los edificios se tocan, se friccionan, como una metáfora.
Imagina un lugar en una ciudad perdida en medio de los Andes que puede llevarte a una experiencia que solo creías posible en los restaurantes de estrellas Michelin, los más famosos del mundo. El ShamuiCo Espai Gastronomic del virtuoso Samuel Ortega Cartuche ha llamado la atención a los sibaritas y aventureros. Es hora de sorprenderte y cambiar el imaginario que traías contigo de lo que significa comer en el Ecuador.
Hablar con Diego Arteta es dejarse llevar por una sinfonía, al ritmo de la arquitectura desde una reflexión clarísima sobre el sentido de su arte.
Cardó es un restaurante que causa sensación en Quito, por múltiples razones, empezando, por supuesto, por su comida a cargo del chef Adrián Escardó, con quien conversamos sobre sus secretos para conquistar los paladares de la capital y su visión de lo que significa el arte de la gastronomía en tiempos como los actuales.
Con voz propia «No es lo mismo ser ecléctico que ser indeciso. Ecléctico es una postura, indeciso es falta de postura»
“El diseño es cultura”, esta es la premisa que el estudio bonaerense La Feliz, conformado por Patricio Lix Klett y Celeste Bernardin, ha seguido a lo largo de sus años de trabajo con una plataforma capaz de amplificar la voz y las posibilidades tanto productivas como comerciales de colegas y amigos de diversas partes del mundo. Patricio y Celeste coinciden en que la felicidad no es fácil de definir, pero sin embargo tienen su propia respuesta: “es el amor por tocar, por sentir, por trabajar el material; es la capacidad de dejarse transformar por él; es la pasión por correr la barrera de lo posible. En otras palabras, la felicidad es el resultado de la creación”.
De origen humilde, el menor de una familia de ocho hermanos, el pequeño Santiago agobiado con cirugías ganó su primer concurso de pintura, se supo capaz creando trazos iguales y mejores a los de los niños de su edad. El arte fue presentado al pequeño por alguna alma bondadosa en el centro de rehabilitación física San Juan de Jerusalén, cuando a los cinco años los colores mojaron la planta de sus pies desnudos…