Sus tacos, el mezcal, la lucha libre, el mariachi, las telenovelas, su Día de Muertos, el tequila, la arquitectura, artesanía, es una mínima muestra de la grandeza y riqueza de este país, del México profundo, ese de las charlas intensas, con sentido.

Mi experiencia, al escogerlo como destino y tema de inspiración para desarrollar esta edición de Revista INHAUS, fue todo lo que imaginé y más, muchísimo más.

San Miguel de Allende Llegué a una de las ciudades más bonitas de México, reconocida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Visité lugares como la Parroquia de San Miguel Arcángel, el Mercado de Artesanías de la ciudad, el Museo Histórico, Casa de Allende, el Templo de San Francisco, la Plaza Central. San Miguel de Allende me remontó a aquellas historias que los libros cuentan sobre la Bella Época, en donde las ciudades se convertían en sedes de la cultura, del pensamiento y la filosofía, en las que las personas pasaban sus días aportando a la construcción de conceptos que dieran más sentido a la vida, despertado a la consciencia.

‍Highlights de mi recorrido:

Casa Buen Viaje: Un bar en donde el mezcal (de producción propia) no se toma a tragos sino a besos, saboreándolo. Tomar mezcal aquí implica un viaje organoléptico. Fue en este lugar en donde entendí que San Miguel atrae por su profundidad, por su gente culta, por las experiencias que ofrece.

Galería Atotonilco: Una galería, propiedad de un ceramista estadounidense, que exhibe algunos de los trabajos más bellos de los mejores artistas y artesanos del país.

La Contra - Guadalajara: Una tienda de vino mexicano y productos de origen que nació con el objetivo de crear una cultura de vino en el país.