Suscríbete a nuestro boletín para recibir un cupón de 10% de descuento para tu próximo pedido

Manuel Cervantes fundó su estudio en el año 2004 buscando, desde sus inicios, imaginar proyectos a partir de un profundo conocimiento de la cultura mexicana y de los recursos arquitectónicos que podía ofrecerle. Esta es una búsqueda que continúa hasta el día de hoy en cada proyecto que afronta. Manuel nos recibió en su estudio en Lomas de Chapultepec, en la asombrosa Ciudad de México. Conversamos sobre su visión de la arquitectura y cómo se ha transformado para él en un viaje personal y una forma de vida.

México, un contexto de contrastes

México es, desde su origen, un territorio de contrastes culturales, económicos y naturales, cargado de una tradición arquitectónica en constante evolución. Esto lo ha llevado a ser uno de los países latinoamericanos más destacados en el panorama arquitectónico global. Es en este contexto, en donde la arquitectura de Manuel Cervantes ha logrado posicionarse, con una postura muy clara: su obra es el resultado de la situación en la que trabaja, cada proyecto está pensado para un contexto y una persona específica.

Has trabajado en proyectos diversos, que van desde edificios públicos de gran escala y presupuestos acotados, hasta proyectos de escala residencial que gozan de un presupuesto más holgado. ¿Existe entre estos tipos de proyectos, que en primera instancia parecieran opuestos, una búsqueda común?

Manuel: Todos los proyectos hablan de una misma idea, se tejen bajo un mismo discurso, están imaginados como parte del proceso constructivo y la materialidad posible en cada situación. No importa el presupuesto, sino la lógica y el pragmatismo con el que los ideamos. Cada proyecto se nutre de los anteriores, del acotado presupuesto se aprende a razonar el más holgado y de este último se aprende la belleza del primero, al final no son distintos ya que están pensados para el ser humano.

Creando espacios para relaciones humanas

En el proceso creativo de Manuel el dibujo es una parte vital, mediante este es capaz de representar su pensamiento arquitectónico de manera rápida y, al mismo tiempo, informar los procesos constructivos. Sus croquis hacen referencia, por una parte, a la forma en cómo los edificios se relacionan con la topografía y nos protegen de la intemperie y, por otra, denotan un especial cuidado por las perspectivas, reflejando una búsqueda personal, que siempre debe relacionarse con las ideas o ambiciones del cliente.

¿Cómo relacionas las expectativas del cliente respecto al proyecto con tu búsqueda arquitectónica personal?

M: Todo arquitecto lleva a cuestas la búsqueda por lograr espacios para las personas de una forma personal y eso es lo que hacemos a diario en el taller. Los clientes son las personas que habitarán los espacios que imaginamos, por lo que su importancia es enorme durante el proceso imaginativo, pero no necesariamente en el proceso creativo. De alguna forma me gusta imaginar espacios para habitar, atmósferas que permitan relaciones humanas y de contemplación.

Tus proyectos parecieran evitar grandes gestos arquitectónicos, en pos de una arquitectura muy racional, pero de gran sensibilidad material y contextual. ¿Cómo entiendes esta relación de tus proyectos con el contexto?¿Qué idea tienes sobre el concepto del lujo?

M: Para mí el mayor lujo en la vida es el tiempo. Los espacios que diseño son para pasar momentos con los seres que apreciamos o lograr que los momentos de la vida sean agradables, esto es el objetivo y el conducto es el de un pragmatismo regional que permite ligarnos con un contexto específico, crear memorias o recuerdos de un sitio.

Arquitectura desde lo local

Manuel nos comenta que a pesar de lo bien posicionada que se encuentra la arquitectura mexicana, actualmente en el país se produce mucha arquitectura y no todo lo destacado tiene una identidad común. Pero, sin duda, México goza de una generación de arquitectos que han logrado tejer un diálogo arquitectónico con su cultura y con la sociedad, cuyo trabajo está direccionado por un lenguaje basado en lo local, dispuesto a proyectar con lo que se tiene y para quienes son realmente, desde una perspectiva humana y no desde tendencias estéticas.

En tu obra aparecen con frecuencia ciertos recursos arquitectónicos: la tectónica, el pragmatismo que se evidencia en el uso de volúmenes sólidos y del ritmo estructural y la creación constante de espacios intermedios como los pórticos. ¿Con qué intención recurres a estos? ¿Te interesa el rescate de recursos provenientes de la arquitectura mexicana tradicional?

M: La arquitectura tradicional mexicana es aquella que responde a un sitio y a nuestra cultura y tradiciones. El pórtico es mi espacio predilecto en la arquitectura, ese espacio que puede ser un andén de tren o el café de nuestra plaza favorita, es también ese intermedio entre el jardín y la casa. Mis recuerdos suceden muchas veces en esos espacios. El ritmo estructural es un recurso que me permite ser flexible ante un cliente o ante los cambios durante el proceso, es un mecanismo que permite crecer o decrecer sin comprometer la arquitectura.

Presente y futuro

Manuel Cervantes Estudio transmite la idea de ser una oficina de arquitectura bastante personal, reflejo fiel de la particular sensibilidad espacial de Manuel, caracterizada por un movimiento constante entre la racionalidad de la repetición estructural y la poesía del manejo material. Sus obras son capaces de arraigarse con honestidad al territorio donde se emplazan, transmitiendo sin ademanes estilísticos, grandes gestos ni formas pretenciosas, una atemporalidad llena de significados, consiguiendo de esta forma el fin último de la arquitectura: crear belleza.