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Jose Molina es una ceramista que busca descubrir sus propios límites poniendo en valor el imaginario andino en cada una de sus piezas, y dotando a estas, de una esencia con identidad propia. Su trabajo se destaca por la dedicación, pasión y amor por el arte.

Visitamos a Jose (@josemolina.estudio en instagram) en su taller, una antigua casa al borde del Río Paute, para conversar sobre su visión y filosofía de trabajo, su proceso de experimentación y la importancia que tiene para ella la manufactura y el rescate del oficio manual. Los invitamos a conocer a continuación más de la obra de Jose Molina.

Cuéntanos sobre tu proceso de formación y como te aproximaste al mundo de la cerámica.

Me Encontraba viviendo en Brooklyn, Ny cuando empezaba a tener esta necesidad interna de construir con mis mano, decidí intentar este tipo de arte y conseguí cursos en un estudio llamado Gasworks NYC, hace ya 3 años. Así empezó todo, tome cursos en torno, pero me incline por la técnica de moldeado a mano que es lo que hoy en día practico, de esta manera me conecte con la cerámica como nunca antes me había conectado con cualquier otra cosa existente y entiendo que simplemente debía ser así, estando tan lejos de mi tierra descubrí quien era y la cerámica me ayudo a reflejarlo.

Te auto defines como ceramista andina ¿qué es lo que te atrae del imaginario andino? y ¿Tienes intenciones de rescatar ese imaginario cultural?

Me he definido como ceramista andina por que nací en los andes y soy ceramista. Lo hice por un tema geográfico para distinguir mi lugar de origen. Por otra parte jamas tuve intenciones de rescatar la cultura, personalmente no es una de mis misiones, mis raíces se reflejan solas en mi arte y mi única intención es hacer y vivir de lo que amo.

Cuéntanos sobre tu proceso creativo y la importancia que tiene para ti la valoración de los oficios artísticos locales y hechos a mano.

La técnica que practico requiere de mucha paciencia y amor, todos los artesano del mundo lo hacen y entiendo que por ende esta paciencia y amor que se dedica a cada creación tiene que ser valorado.

Actualmente trabajas desde la ciudad de Cuenca ¿cómo ha sido la recepción de tu trabajo y que proyecciones ves para la ciudad en relación al desarrollo y aceptación de la artesanía contemporánea?

He tenido muy buena apertura con la gente de mi cuidad, siento que muchos se identifican conmigo y otros solo lo aprecian sin necesidad de sentirse parte de, ahora, el público de Cuenca es muy impredecible tanto como lo es su clima, no me permito hablar de proyecciones con la ciudad, pienso que lamentablemente se valora mucho lo extranjero y no lo nacional. Hay que esperar.

Coméntanos cómo se llevó a cabo la exposición colectiva en las que estás participando junto a otros artistas cuencanos.

La exposición fue Organizada por una buena amiga llamada Angelica que es encargada del Museo de los Metales. Nació de una necesidad de mostrar esta casa tan hermosa llena de historias, y para mostrarla nos reunimos varias personas donde se podía compartir diferentes personalidades artísticas. El evento tuvo lugar en las fiestas de Cuenca y la instalación de cerámica aun se encuentra ahí. Estará todo Noviembre.

¿Qué expectativas tienes a futuro y de que forma te gustaría que se desarrollara tu trabajo?

Intento no vivir con expectativas, estas solo nos llevan a tener grandes desilusiones si no ocurren, lo que hago a diario es organizarme día a día y trabajar en lo que tenga que hacer para alcanzar metas cortas. Los sueños grandes los guardo en el corazón (aunque suene muy soñador, es verdad y me funciona) y me dedico a trabajar el presente, a tomar todas las oportunidades que aparecen y que pudieran cada vez mas beneficiarme para la realización de estos sueños.

Esta forma de desarrollar mi trabajo me mantiene satisfecha y sorprendida cuando cumplo metas sin darme cuenta, y si en el futuro me pasa igual, pues qué mejor.