Arte y Cultura
Bioparque Amaru: Un Santuario para la Conservación y la Conciencia Ambiental

El Bioparque Amaru, fundado por Ernesto Arbeláez en Cuenca, Ecuador, es un refugio para animales rescatados y un centro de educación ambiental. Con más de 2,000 especies, promueve la conservación y el respeto por la biodiversidad, destacando la importancia de las serpientes en los ecosistemas.
En las montañas que rodean Cuenca, Ecuador, se alza un oasis de biodiversidad: el Bioparque Amaru. Este espacio combina el amor por los animales y el deseo de educar a las personas sobre la importancia de proteger el medio ambiente. Ernesto Arbeláez, fundador del Bioparque, compartió en una reciente entrevista su trayectoria hacia la creación de este proyecto, así como las lecciones de vida que ha aprendido trabajando con algunas de las especies más enigmáticas y a veces temidas del planeta, como las serpientes.

Santuario Animal y Espacio de Aprendizaje
El sueño de crear Amaru nació en la infancia de Arbeláez, inspirado por las caminatas que solía realizar junto a su abuelo por los bosques alrededor de una propiedad familiar. Este contacto temprano con la naturaleza sembró una semilla que eventualmente florecería en el Bioparque Amaru.
Arbeláez comenzó a trabajar con animales a una temprana edad, y fue allí donde, con 20 años, fundó la primera versión de Amaru en un pequeño espacio dentro del centro de la ciudad de Cuenca. Lo que comenzó con unos pocos animales ha crecido exponencialmente; hoy, el bioparque alberga más de 2,000 animales rescatados.
Amaru no es solo un lugar donde se cuidan animales, sino también un espacio educativo. Según Arbeláez, lo que distingue a Amaru de los zoológicos tradicionales es su enfoque en la conservación, la rehabilitación y la educación. Todos los animales que llegan al bioparque lo hacen tras haber sido víctimas de tráfico ilegal, tenencia irresponsable o accidentes que les impiden regresar a la naturaleza.
El trabajo en Amaru no solo se centra en el bienestar de los animales, sino también en educar a los visitantes sobre la importancia de la biodiversidad y las conexiones entre todas las formas de vida. En este sentido, el bioparque actúa como un puente entre las personas y la naturaleza, despertando la curiosidad y el respeto por los animales y los ecosistemas. Muchos visitantes, que llegan con temores o prejuicios sobre ciertos animales, como las serpientes, terminan fascinados por la belleza y complejidad de estas especies.

Las Serpientes: Una Pasión Personal
Uno de los aspectos más fascinantes de la vida de Arbeláez es su profunda conexión con las serpientes. A lo largo de la entrevista, compartió historias personales que revelan tanto su admiración por estos reptiles como el peligro inherente a trabajar con ellos. Una de sus experiencias más impactantes ocurrió durante un proyecto para producir suero antiofídico, cuando el veneno de una serpiente altamente venenosa de la Amazonía tocó su piel. Aunque el incidente fue crítico, la intervención de una comunidad Shuar y su medicina ancestral le permitió sobrevivir.
Para Arbeláez, las serpientes son seres incomprendidos. En la cosmovisión andina, el nombre “Amaru” significa serpiente, una figura que simboliza la abundancia y el movimiento. A través de su trabajo, ha intentado desmitificar el miedo que rodea a estos animales, mostrando su papel crucial en los ecosistemas. Además, resalta que muchas serpientes tienen un veneno cuyo potencial va más allá de causar daño, siendo usado en la medicina moderna para crear antídotos y otros tratamientos.

Conservación y Educación: El Futuro de Amaru
El Bioparque Amaru ha evolucionado con los años, y su misión de conservación se extiende mucho más allá de sus límites físicos. A través de la Fundación Amaru, Arbeláez y su equipo han lanzado varios proyectos enfocados en la protección de especies amenazadas, como el oso andino y el cóndor, así como en la conservación de ecosistemas vitales, como los bosques andinos y amazónicos. Estas iniciativas no solo buscan salvar a especies vulnerables, sino también preservar el delicado equilibrio de los ecosistemas.
Uno de los proyectos más destacados de la fundación es la colaboración con comunidades locales en la Amazonía para proteger los últimos remanentes de selva tropical en la región. Este trabajo incluye tanto la conservación del hábitat como la educación ambiental, con el objetivo de crear un cambio sostenible que beneficie tanto a las personas como a la naturaleza.

Transformar la Conciencia Ambiental: El Legado de Ernesto Arbeláez
Ecuador, considerado uno de los países más biodiversos del mundo, enfrenta grandes retos y responsabilidades en términos de conservación. Arbeláez cree firmemente que el país tiene un potencial enorme para liderar esfuerzos globales en la protección de la biodiversidad. Sin embargo, enfatiza que la verdadera transformación vendrá cuando más personas, especialmente jóvenes, se involucren activamente en estos esfuerzos.
En sus palabras, la conexión entre los seres humanos y la naturaleza no es un lujo, sino una necesidad. A través de la educación y la conciencia ambiental, espera inspirar a futuras generaciones para que se conviertan en los guardianes de esta riqueza natural única que posee Ecuador.
El Bioparque Amaru no solo es un refugio para animales, sino también un faro de esperanza en el campo de la conservación en Ecuador. Bajo la visión de Ernesto Arbeláez, el parque ha crecido para convertirse en una plataforma educativa que promueve el respeto por la vida en todas sus formas. A través de su trabajo con especies vulnerables y su enfoque en la educación, Amaru está ayudando a construir un futuro en el que los seres humanos y la naturaleza puedan coexistir en armonía.
