Este biólogo apasionado por los peces y las serpientes, junto a más de 3000 colaboradores, consiguieron que una montaña que solo tenía eucalipto sea el hogar de 2000 animales. Además de alcanzar logros como el descubrimiento y descripción de una serpiente endémica del Azuay con el nombre de su organización, Incaspis Amaru; tener su propia fundación y darles una segunda oportunidad de vida a innumerables especies.

Una de las conferencistas fue Vanesa Peña, asesora en sustentabilidad de la fundación Amaru. En un auditorio con más de 200 asistentes, en su gran mayoría jóvenes, desarrolló la idea de que la crisis ecológica es una crisis cultural. Sostuvo que existe mucha esperanza en las nuevas generaciones al cambiar paradigmas como la competencia por la colaboración y el consumismo por la conexión con la naturaleza.

Los conferencistas de esta primera jornada establecieron como un punto en común la necesidad del trabajo comunitario y colaborativo para alcanzar metas. También mencionaron la paz interior que producen lugares naturales y lo mucho que se puede aprender de las distintas especies que habitan nuestro biodiverso país.

Entre los temas a tratar en el simposio se encuentran la experiencia con los reptiles, anfibios y rapaces; la vinculación de las universidades con Amaru; un aula práctica para veterinarios; la experiencia de los voluntarios; la visión de la conservación desde el foco de la comunicación; entre muchos otros.

El equipo del Bioparque Amaru señaló que la mejor manera de ayudarlos es con una visita a sus espacios. Se encuentra ubicado en la Autopista Cuenca Azogues km 10.5. También puedes acceder a su página web para regalarles alimentos o juguetes a tortugas, jaguares, leones, búhos, cuchuchos, etc.  

https://www.zoobioparqueamaru.com/regalos/