Connatural
Para este estudio con sede en Medellín, dirigido por Edgar Mazo y Sebastián Mejía, existen varias premisas que dirigen su accionar y que parten de la necesidad de mejorar la calidad de vida de los habitantes en diversos contextos. Una de las más relevantes es la memoria de la tierra como fuente de información para entender la historia del territorio, sus transformaciones y su capacidad de regeneración, lo que a su vez brinda claves para una arquitectura en armonía con el entorno natural y cultural.
Edgar: En el continente tenemos una capa de información que subyace oculta, no solo porque le ha caído tierra o se han construido edificios encima, sino porque la hemos olvidado. Existe la posibilidad de restablecer una conexión con las arquitecturas que la gente dejó en el territorio, como una posta que nos entregaron para continuar esa relación con la naturaleza. Entonces, en términos de sostenibilidad, pienso que no se trata de inventar soluciones nuevas, sino de reencontrar y descubrir aquellas que fueron creadas hace cientos o miles de años en nuestros territorios, porque no podemos olvidar que, antes que nosotros, otros pies pisaron estos suelos y enfrentaron problemas similares a los nuestros.
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Edgar considera que, en la BAQ 2024, se pudo observar cómo la arquitectura se posiciona más allá de la eficiencia energética o la reducción de la huella de carbono y se establece como un acto cultural. Su ejercicio no consiste en imponerse sobre el territorio como una forma ajena, sino en dialogar con él a partir del reconocimiento de prácticas vernáculas. Desde esta perspectiva, las ciudades son organismos vivos, que se moldean a través de discursos y preguntas, así como por su contexto histórico y social.
Por otra parte, Edgar señala que cada época plantea nuevas preguntas que requieren respuestas arquitectónicas acordes a sus dinámicas. Hoy, la urgencia climática, la equidad urbana y la inclusión social necesitan que la arquitectura cuestione su rol y se adapte. Desde la visión de Connatural, la disciplina debe dirigirse hacia la creación de entornos más equitativos, así como a entender que el espacio urbano es un espejo de la relación que establecemos con el hábitat y de las decisiones colectivas.
En la actualidad, este estudio explora la regeneración del territorio con base en la reutilización de materiales y la recuperación de ecosistemas. Uno de sus proyectos más interesantes es el desmonte de un edificio en la Universidad EAFIT, situado cerca de una quebrada. Para este, en lugar de generar residuos, buscan almacenar y reutilizar el 100 % del material en el mismo sitio, para permitir que la vegetación y el agua vuelvan a ocupar su espacio natural. De igual manera, Connatural lidera la primera fase de un jardín botánico en Antioquia, donde restauran el borde de una quebrada para reintroducir especies acuáticas y recuperar las llanuras de inundación transformadas por la actividad humana.

Beals Lyon
En su primera vez en Ecuador, en el contexto de la BAQ 2024, Loreto Lyon señala que “hoy en día no podemos pensar en la arquitectura sin el ensamblaje con el paisaje”. Esta arquitecta chilena es cofundadora del estudio Beals & Lyon Arquitectos, reconocido por su visión sobre el entorno, la creación de espacios públicos que trascienden la funcionalidad tradicional y la exploración de diversas escalas materiales y disciplinas.
Loreto ha sido profesora en la Pontificia Universidad Católica de Chile y directora de la Escuela de Arquitectura de la Universidad San Sebastián en Santiago. Su trabajo ha recibido varios reconocimientos, que incluyen el Premio Oscar Niemeyer para la Mejor Obra de Arquitectura Latinoamericana en 2020 por el proyecto “Nueva Municipalidad de Nancagua”.
Al preguntarle por la esencia de Beals & Lyon, responde que es un reflejo de su proyecto “El jardín de los senderos que se bifurcan”, para el que les encargaron un pabellón, pero en vez de hacer solo una estructura, decidieron crear un espacio público que ofreciera una experiencia para el usuario. Para ellos, es primordial que las personas disfruten y recuerden los sitios que habitan, a partir de la búsqueda constante de mejorar su calidad de vida.
En cuanto a la sostenibilidad, Loreto señala que su enfoque se centra en crear espacios que perduren en el tiempo, además destaca la importancia de la sostenibilidad social:
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Loreto: ¿A qué nos referimos con la sostenibilidad social? A que de verdad un espacio mejore la vida de las personas y que también se convierta en un patrimonio futuro, en la medida en que no sea un edificio desechable, sino que dure en el tiempo. Y si la vida cambia, porque siempre cambia, se pueda transformar y adquirir los distintos programas que sean necesarios.
Respecto al legado que desean dejar, Loreto aspira a que su arquitectura se convierta en patrimonio futuro. Considera que también es importante la exploración con el fin de crear espacios para lo imprevisto. Le parece que debe cambiar la noción de que solo los grandes edificios generan impacto, sino que la arquitectura parte de la pasión dirigida hacia la calidad, desde un enfoque siempre humano.
Uno de sus trabajos más representativos es la Municipalidad de Nancagua, un concurso público que realizaron con recursos limitados. En este, se enfocaron en crear un espacio cívico que no existía previamente: una plaza o lugar de encuentro que permitiera a las personas reunirse, más allá del edificio en sí. Este quehacer abarca los conceptos que el estudio busca aplicar en cada uno de sus proyectos.
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URLO Studio
Para URLO Studio, dirigido por Natalia Hidalgo, Diego Puente y Francisco Moratal, la arquitectura y el urbanismo deben basarse en la coherencia conceptual y constructiva, en diálogo con el contexto y la escala humana. El nombre de esta firma proviene de la palabra italiana urlare, que significa gritar y representa una crítica o respuesta inconforme a las dinámicas que deshumanizan el diseño y la planificación de las ciudades.
Diego Puente señala que la esencia de URLO está en analizar el impacto que tiene cada proyecto a nivel urbano y constructivo, a partir de una aproximación multiescalar y multidisciplinaria. Su interés no solo reside en el impacto que se tiene en la ciudad, sino también en la manera en la que el usuario experimenta el espacio y el diálogo que se genera con el entorno. Estas nociones dan paso a una práctica que abarca desde vivienda hasta planeamiento urbano, equipamientos y espacios públicos, siempre con un énfasis en la calidad espacial.
Si planteamos la interrogante de la sostenibilidad, para este estudio no se trata de un concepto aislado sino una estrategia integral, presente en cada decisión. Para esto el contexto es clave, no solo a un nivel formal sino también para el uso responsable de los recursos y la implementación de soluciones climáticas pasivas.
Francisco Moratal señala que cada proyecto es un ejercicio de equilibrio entre viabilidad, impacto ambiental y calidad espacial. La reducción del consumo energético y el aprovechamiento de las condiciones naturales del entorno se da a partir de la optimización del diseño. Es así que en proyectos como “Olvia” incorporaron ventilación cruzada para minimizar el uso de climatización artificial. También maximizaron la iluminación natural y usaron plantas nativas para reducir el mantenimiento y el consumo de agua.
El arquitecto destaca que la sostenibilidad está en los materiales o tecnologías, así como en la capacidad de los espacios para adaptarse al tiempo y convertirse en parte del tejido urbano sin perder su relevancia. Por otro lado, manifiesta su enfoque en torno al tema económico y emocional:
Francisco: Intentamos tener responsabilidad en la parte económica, entender que un proyecto va mucho más allá de lo que al arquitecto le dicta su ego o lo que quiere hacer, sino que responde a una necesidad de un usuario, de un promotor, puede ser también de una entidad pública. (..) Es fundamental conseguir proyectos que emocionen, que sean interesantes, que sirvan no solo al que los habita, sino al que también los ve y los vive desde afuera.
En cuanto al impacto que desean generar, Natalia Hidalgo señala que su propósito es pensar más allá de los edificios individuales y comprender cómo estos afectan a su entorno inmediato y al desarrollo urbano en general. URLO cree en una arquitectura que debe trascender las modas y responder a necesidades reales desde la coherencia, la funcionalidad y la emoción.
Entre sus proyectos más destacados se encuentran “Olvia”, una propuesta de vivienda con uso mixto; Nadur, en Guayaquil, y el complejo deportivo Mocolí, donde exploraron la relación entre diseño, paisaje y comunidad. Cada obra representa un manifiesto de su postura: una arquitectura inconforme con la vulneración de los principios humanos, que crea desde el contexto y las perspectivas multidisciplinarias
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