Shimpali EcoLodge, en Nabón, Ecuador, es un refugio de turismo rural que conecta a los visitantes con la naturaleza y la cultura local. Fundado por Juan y María Clara Alvarado, ofrece alojamiento diverso y actividades integrales, desde la conservación histórica hasta retiros espirituales. Con un enfoque ecológico, Shimpali promueve el bienestar de sus huéspedes y apoya la economía local, sin dañar el entorno.
Shimpali EcoLodge destaca por ser uno de ellos. Ubicado en Nabón, un pequeño pueblo de la Sierra sur ecuatoriana, es un alojamiento que ofrece nuevas experiencias para sus visitantes, con el propósito de promover un turismo rural y experimental. Revista Inhaus entrevistó a sus fundadores, María Clara Alvarado y Juan Alvarado, con el fin de conocer más acerca de este proyecto.
Durante sus estudios de maestría en el extranjero, Juan tuvo la oportunidad de visitar sitios en los que el ámbito turístico estaba muy desarrollado. Fue en esos momentos cuando reflexionó acerca del gran potencial que posee el Ecuador y que, sin embargo, no ha sido aprovechado del todo. Cuenta que la idea del proyecto surgió hace ya diez años y, en conjunto con María Clara, su hermana, empezaron a darle forma.
Hoy en día, su objetivo principal es proporcionar un espacio exclusivo que propicie el disfrute, el descanso y la conexión con la naturaleza. Para cumplir con esta visión, Shimpali ofrece un entorno natural y tranquilo, acompañado de todas las comodidades necesarias para garantizar una estancia placentera. Sus instalaciones están diseñadas en cinco áreas principales, estratégicamente pensadas para el bienestar del visitante, y complementadas por otras zonas que amplían su oferta de servicios.
Juan: Decidimos realizar ambientes de hospedaje para diferentes gustos y necesidades, pensados para gente joven y adulta. Tenemos desde un ámbito muy tradicional y rústico como son la casa principal de hacienda y casa Inti, hasta domos, cabañas alpinas y el Muya Tend, que es de alguna manera un camping, pero muy lujoso, muy innovador y disruptivo, que llama la atención. Todo esto manteniendo siempre el compromiso y cuidado con nuestro sector y ecosistema.
Casa Inti es un excelente ejemplo de conservación histórica. Esta edificación de adobe, con más de cien años de antigüedad, ha mantenido sus características rústicas y tradicionales. Sin embargo, el alojamiento no es lo único que ofrecen. También disponen de una amplia gama de actividades, como visitas agropedagógicas, clases magistrales elegidas por los huéspedes, que incluyen la elaboración de productos típicos de la gastronomía local, servicio de cata, retiros espirituales y clases de yoga. Además, cuentan con profesionales en psicología, ya que para Juan y María Clara la salud mental y las buenas experiencias son una prioridad.
Por otra parte, ambos coinciden en que la región ha sufrido un abandono muy perjudicial a lo largo del tiempo. A esto se debe la importancia de una reactivación económica local que provea de ingresos a los habitantes de la zona. Lo que distingue a Shimpali de otros proyectos es que ha logrado beneficiar a una cantidad considerable de trabajadores mientras conserva con respeto y cuidado la integridad y el entorno natural del lugar.
María Clara: No hemos talado ni un solo árbol; la materia prima es de la zona, al igual que el personal, que proviene de Nabón y de Puca. Nabón es el noveno cantón más pobre del Ecuador con una taza casi del 90% de pobreza y casi un 70% de indigencia, por lo tanto, se trata de dinamizar un poco la economía de este sector que está a treinta minutos de nuestras instalaciones.
Entonces, se podría concluir que la relevancia de Shimpali no reside solo en ser una oferta novedosa de alojamiento, sino también en ser un espacio de cuidado integral, tanto para los huéspedes como para la comunidad. En este sentido, la pregunta sobre el retorno a los orígenes es un factor que atraviesa a sus fundadores de distintas formas. Ellos consideran que es el vínculo con las raíces lo que sirve como un ancla a la vida y representa un paso crucial hacia la evolución.
J: Pienso que, después de la pandemia, surgió una preocupación genuina por la salud mental, lo que nos llevó a evolucionar y comprometernos más con nuestros orígenes, a cuestionarnos a dónde pertenecemos, dónde estamos, qué somos y cuál es nuestro objetivo en la vida. En Shimpali, buscamos esa conexión con la naturaleza y con nuestras raíces; para nosotros, esto significa regresar e integrarnos al lugar de donde venimos. Todos formamos parte de un todo; no somos los únicos elementos en nuestro sistema, así que debemos conectarnos con los demás, cuidarlos y protegerlos. Con este proyecto, hemos logrado preservar el entorno ecológico y ambiental, y también queremos que la gente pueda experimentar lo que nosotros sentimos al estar aquí.