Por primera vez, Ecuador estuvo presente en esta sexta edición con la propuesta Equateur Biodiverso, la cual busca representar la biodiversidad nacional y su riqueza a través de la expresión artística. Esta participación se hizo posible gracias a la gestión del Centro Interamericano de Artistas y Artes Populares (CIDAP), en conjunto con el sector público y privado.

Entre 29 países del mundo, la muestra ecuatoriana curada por Gabriela Vásquez fue especialmente acogida por la comunidad internacional, recibiendo público especializado, coleccionistas y galeristas que analizaron y alentaron el proyecto.

Dentro de la delegación enviada para representar al Ecuador, se encuentran piezas artísticas de todo tipo, como por ejemplo la serie “Transmutaciones de la Selva” por Pamela Suasti. Esta busca representar la germinación de la vida a partir de las semillas originarias de la Amazonía ecuatoriana, todo esto a base de fieltro apelmazado a mano y estructuras de ganchillo con fibras vegetales, creando elementos esféricos.

Otra de las piezas más destacadas de la obra fue La Mukawa, un cuenco de cerámica que además de representar nuestra biodiversidad, expone el trabajo de la sinchi muskuna warmi de la comunidad Canelos de Pastaza, que significa mujer fuerte y visionaria. El proceso de su elaboración esconde un trabajo artesanal exhaustivo, ya que las mujeres realizan el proceso completo desde extraer el barro de las orillas del río hasta realizar los pigmentos para su decoración, pintando cada pieza con pinceles realizados con su propio cabello.

La cultura musical también se dio cabida en la obra de Damián Sinchi: Esculturas Sonoras. Consistió en un despliegue de esculturas cilíndricas con pentagramas con notas en su interior, mostrando al mundo las melodías de la bomba, el albazo, el sanjuanito y el yumbo.  

Andrés Aguirre fue otro de los expositores que destacó la abundancia vegetal biodiversa de nuestro país, mediante la representación de las plantas del volcán Pululahua en esculturas metálicas.

Este debut ecuatoriano demostró con pulcritud el inmenso valor de la artesanía autóctona, así como también el nivel en cuanto a calidad de obra en relación a los demás países participantes. También funcionó como una catapulta para propiciar colaboraciones y vínculos internacionales futuros, ubicando con orgullo al Ecuador en el mapa de las exposiciones artesanales y culturales más importantes del mundo.