El acto de mojar el pan en un líquido forma parte de la reivindicación de aquellos que necesitan manipular el alimento con sus manos para disfrutarlo con más de un sentido. El tacto se complementa con la lúdica tarea de comer: es juego a la vez que conocimiento.
Retratar. Empezar por adecuar el cuerpo en posición frente a lo que se entiende como la captura de una imagen. Se contiene la respiración en un momento de tenso interludio, el dedo índice se convierte en captor y en el servidor para el ojo certero. Aquella posición del cuerpo les pertenece a las fotógrafas decididas y sensibles como Anamaría Chediak, para quien cada fotografía es un instante de meditación contra la duración del tiempo; una manera, como diría Julio Cortázar, de “combatir a la nada”.