La energía que se utiliza durante la construcción y etapa de operación de las edificaciones representa una de las fuentes más significativas de emisiones de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Nos encontramos en un punto de inflexión, en donde podemos evitar que el planeta llegue a un desequilibrio y ponga en peligro nuestra supervivencia. Si actuamos de manera inmediata, podríamos transitar a un modelo sostenible y evitar que suceda.